Cena de fin de año 2019

 

El 2019 fue el año de los aniversarios. En marzo, los 60 años de que el grupo comenzó a funcionar. En octubre los 25 del reencuentro en el almuerzo en el colegio. En noviembre los 50 de nuestro egreso, y en diciembre para dar broche final al año, una cena espectacular.


Los 25 de los 25

El 29 de octubre de 1994, se cumplían 25 años de nuestro egreso. Lo celebramos con una Misa de Acción de Gracias, un partido de fútbol y un lmuerzo de camaradería.
Los invitamos a ver algunos videos de ese momento.




Presentación de Una Democracia Única tomo 2

El lunes 2 de octubre de 2017, en el Salón Dorado del Palacio Municipal, y dentro de la 40ma. edicion de la Feria Internacional del Libro, fue presentado el segundo tomo de Una Democracia Única, de Nelson Fernández y Hugo Machín.
Para todos aquellos que no pudieron concurrir, ofrecemos la grabación del acto cuyo principal protagonista es el comentario de Ignacio Zuasnabar.
Felicitaciones a Hugo por este nuevo aporte a la cultura uruguaya, y gracias  por la muy disfrutable invitación.







Esto ha sido todo....


Final tienen las cosas, y también la actividad  de este blog, que es el continuador de un sitio web que comenzamos a publicar en 2007.

Por él en alguna época paso la vida de este grupo de ex alumnos Salesianos del Colegio San Francisco de Sales.

Hoy día la tecnología a puesto en nuestras manos medios de comunicación más rápidos y eficaces, que hacen que éste ya no se adecue.

Quedará lo hecho hasta hoy, a menos que Blogger se sirva disponer otra cosa.

Gracias a todos quienes con sus aportes o sus visitas lo hicieron funcionar.

Domingo 16 de abril de 2017

Presentación del libro Una Democracia Única de Nelson Fernández y Hugo Machín



El miércoles 8 de marzo de 2017, el auditorio de la Fundación Fucac dio marco a la presentación del primer tomo de Una Democracia Única, de Nelson Fernández y Hugo Machín.

Era nuestro propósito inicial filmar la totalidad de la ceremonia, cosa que se hizo imposible por un problema técnico: la resolución de la cámara del celular estaba seteada a Full-HD, por lo que la tarjeta de memoria solamente pudo recoger la intervención de Gabriel Oddone, no así la de Mónica Bottero, y la de los propios autores.


De todas maneras Oddone enmarca bien el contenido del libro y destaca su importancia dentro de la historia  uruguaya.


La fiesta continuó luego en el Museo del Vino, con una descontracturada exposición de Hugo, sobre una investigación del  colombiano Mauricio Umaña, que arroja luz sobre los confusos incidentes que rodearon la muerte de El Mago, Carlos Gardel.

Haciendo click aquí, se accede a la carpeta de algunas fotos de ambos acontecimientos.

Siguen tres videos de unos 7 minutos cada uno, con los comentarios de Oddone:








En el tiempo previo a la presentación,  los proyectores de la sala mostraron algunos videos promocionales del libro, con fotos y filmes poco conocidos.
Ese material está disponible en Youtube, pero protegidos por derechos de copyright. Hemos preferido pues no incluirlos en este artículo, pero sí un link a la página de búsqueda.
Se accede a ellos haciendo click aquí

Recomendamos vivamente darles una mirada.

Solamente resta agradecer a Hugo por su amable invitación, y felicitarlo por el trabajo realizado.

Luis Sica

Publicamos hoy un breve cuento "La caña de pescar" de nuestro compañero Luis Sica, aparecido originalmente en Paralelo50 (revista literaria de la Consejería de Educación: Polonia, Eslovaquia, República Checa y Rusia.).

Luis Sica Bergara (Montevideo, 1953). Diplomático de carrera y profesor de Derecho Internacional, el actual Consul General de Uruguay en E.E.U.U., es coautor de "El cuento de la Diplomacia”, publicado en Varsovia donde fue embajador hasta Setiembre de 2006, con traducción al polaco. Su vida en las capitales de América Latina y Europa pero también en las selvas de Indochina o los desiertos de Medio Oriente, en tiempos de paz y de guerra, dejó su impronta en los cuentos, ensayos y poesía, que constituyen la otra cara de las publicaciones y textos formales de su especialidad profesional. 





La caña de pescar

Guillermo miraba el mar, más allá de su caña de pescar, sentado en el muelle de la Escollera Sarandí, esa larga construcción artificial que prolonga a Montevideo un kilómetro más al Sur, aguas adentro, para protegerlo de sudestadas y pamperos.

En el muelle de cemento, que se recuesta en grandes bloques de granito y teñido por el óxido de hierro, el musgo y el salitre, se alineaba un rosario de pescadores. Tenían la piel oscurecida por el sol y parecían unidos por un voto de silencio.

De a ratos miraban a sus vecinos, calculando el tamaño de los piques en las cañas, que sólo quebraban su paralelo con el movimiento orgullosos de quien saca del agua el plateado trofeo, que lo hace campeón de ese minuto.

Guillermo sospechó que su línea no tenía más carnada y recogió discretamente el hilo, para no atraer la atención de sus vecinos, que solo verían dos anzuelos y una plomada.

Llevaba cerca de tres horas y no había tenido ningún pique.
El agua, más verde que otros días lo serenaba y lo ayudaba a pensar.
Puso la carnada con movimiento mecánico y sin esmerarse. No le preocupaba perderla alimentando a los cardúmenes de lacha, que evolucionaban en el agua tibia de la superficie.

Él también flotaba aquella tarde de diciembre, casi verano, como el corcho amarillo de la boya que concentraba la atención de su vecino.

Con las piernas colgando sobre el agua, pensaba en sus sueños de estudiante, en sus años de facultad, en las mujeres que habían sido algo en su vida, el largo noviazgo y como muchas otras veces... en El Viaje de Arquitectura.

El viaje de graduación de vanos meses y por tres continentes, era lo más interesante que había hecho en toda su vida, bastante rutinaria y siempre dentro de las fronteras del país.

Todo lo que había visto en fotos, libros y películas, en El Viaje lo pudo tocar, medir, oler y hasta saborear. Sonrió al recordar la cara de los turistas japoneses el día en que decidió pasar su lengua por las piedras del Partenón, para saber cual era su gusto.

También pensaba en sus proyectos. Si es verdad que todos los humanos tienen proyectos, también lo es que los arquitectos tienen muchos más. Estudian años para verlo todo como un proyecto. Los sistematizan, los etiquetan y después los guardan en carpetas.



Los proyectos y los sueños. Los sueños y los proyectos cambiaban de posición como las boyas en su flotante oscilación o como los platos de una balanza.

Los ocho meses que duró el Viaje de Arquitectura edificaron algunos proyectos y demolieron muchos sueños.
Cuando volvió a Montevideo supo que su matrimonio estaba condenado a pasar a la carpeta de los proyectos inviables, aunque no tuviera idea de lo que iba a construir en ese espacio baldío.

Una vez más estaba en la escollera, sin poder resistirse a hacer el balance de sus haberes: una caña en la mano, que no se doblaba por el peso de un pique que lo sacara de sus pensamientos, un divorcio que aún le dolía y una pequeña empresa que, pese a los años invertidos en su carrera universitaria, sólo construía parrilleros y algún modesto dormitorio adicional, para las familias que crecen involuntariamente.

A media tarde y sin reloj Guillermo miraba el agua. Era uno más en esa tribu urbana de pescadores, compuesta por bohemios, jubilados y desocupados, con los que ni siquiera estaba seguro de compartir la pasión por la pesca.

Seguramente habían pasado más de tres horas y el sol le ardía en la frente, que empezaba a ponerse roja.

-No debí haber bebido la segunda cerveza- se reprochó mientras buscaba un lugar discreto.
Dejó a un lado su caña de pescar, se incorporó y se dirigió hacia los grandes bloques de granito, que protegen de las olas y del viento del Este, lejos de las miradas de los ensimismados pescadores.

Cuando volvió y se sentó en el mismo lugar, oyó la pregunta de su vecino
-¿Es Judío? - dijo con voz ronca, sin dejar de mirar la boya amarilla.

-No.- contestó; molesto y convencido de haber sido observado todo el tiempo por un insospechado voyerista.
Se sentó y antes de empuñar su caña nuevamente prestó atención a los rasgos de su vecino. Era un hombre gordo, grande, con cara de simpleza y bonhomía y con la piel del color del barro cocido, que asomaba en grandes pliegues desde una camiseta demasiado pequeña.

Guillermo esperó una segunda pregunta que explicara la primera y como nunca llegó decidió olvidarse del gordo.

Junto con su plomada se sumergió nuevamente en los pensamientos interrumpidos y se deleitó recordando sus sueños.
Los paisajes de sus sueños no eran como los que veía cada día, cuando iba a controlar sus obras.

Después de los paisajes venían las mujeres de sus sueños. Siempre sospechó que existían, fuera de las pantallas del cine y la televisión, pero él las había visto por primera vez, en la vida real, en su viaje de arquitectura y no eran iguales a la que él había elegido para su breve sociedad conyugal.

Magda caminaba por la escollera mirando el mar, esquivando bicicletas, morrales y cañas de pescar, como una modelo por una pasarela sin alfombra.
El calor en el cemento producía el efecto de una superficie ondulada donde sus pasos no tocaban el suelo.
Flotaba mientras recorría los mil metros que terminan en un faro metálico, que saluda a los barcos que pasan por el canal. Llegó hasta el final, se sentó en una roca, fumó un cigarrillo, sacó unos papeles, los miró e inició el camino de retorno.

Guillermo lamentó que regresara, porque viéndola incompleta, emergiendo de una roca, se dio cuenta que era así la sirena de Dinamarca que él había imaginado antes de decepcionarse cuando un guía les mostró la escultura en bronce, que le pareció pequeña.

Su pelo rubio, el color de su piel en una cara bellísima, los grandes ojos claros, atraparon a Guillermo que no supo si era una realidad o una evocación.

¡Así eran las mujeres de sus sueños!
En su viaje se había preguntado muchas veces como sería compartir la vida con alguien de una belleza que él juzgaba como celestial.

Ella era la prueba de que existían pero, como siempre le había sucedido, pasó a su lado sin mirarlo.
Cuando Magda llegó al lugar donde estaba su vecino se detuvo, le mostró unos papeles y le preguntó algo.
El gordo miró a Guillermo y lo señaló con su dedo sucio de carnada, sin que pudiera oír lo que decía. La mujer giró su cabeza y le preguntó, en inglés, cómo podía llegar a la dirección escrita en el papel.

Guillermo no lo podía creer, se paró y al tiempo que le daba las indicaciones de cómo llegar, caminó a su lado, primero tímidamente y después con paso resuelto, decidido a no dejar escapar su sueño.

Cuando se alejó unos metros oyó la voz gruesa del gordo -Maestro, la caña. Se olvida de su caña.
-Se la dejo- dijo sin mirar atrás.

Pasaron quince años, Guillermo se fue a Praga con Magda, se casaron y tienen una hija. Es asesor de proyectos arquitectónicos de una empresa de inversiones y también trabaja, por placer, en algunas restauraciones de iglesias y monumentos históricos que conoció en el Viaje de Arquitectura.

Hace unos días se encontraron con Magda, a media tarde, en la cabecera del puente de Carlos y bajaron la escalinata de piedra hacia la isla. Ha nevado mucho este Diciembre. Ella se apoya en su brazo mientras se dirigen a una cervecería situada frente al molino de agua. Ambos miran atentamente el piso porque en algunos lugares hay hielo en lugar de nieve.



El camino se estrecha entre los comercios para turistas y el canal, que se resiste a congelarse del todo, en cuyo borde hay algunos pescadores.

Guillermo cede el paso a Magda que se adelanta, cuando oye a su espalda una voz gruesa que dice en español
- Maestro, la caña.

Se vuelve y mira al hombre grande, gordo, con un gorro con orejeras, que le da aspecto de perro de Disney y apenas deja ver su piel color barro cocido y los ojos bonachones.

Guillermo vacila y ve el brazo extendido que le ofrece una caña de pescar.
-Es suya, me la dio en la Escollera Sarandi.

En un instante pasan años e imágenes, como los trozos de hielo por las ruedas del molino, y el gordo, que no comprende el mutismo de Guillermo, explica
-Después que me dio la caña, esa misma tarde saqué más de cincuenta burriquetas. Era el único que sacaba, todos se juntaban para ver la carnada, pero yo sabía que era... la caña.

Le contó que la historia se repitió en los días siguientes y que alguien lo invitó a un concurso de pesca, que fue el primero de los muchos que ganó.
-Ganaba hasta sacando corvinas negras; cuando todos pensaban que la caña se iba a quebrar... las corvinas se rendían.
Le contó que en un concurso municipal obtuvo de premio un pasaje a Europa y algunos dólares.
-Así fue como pude volver a Praga- dijo tímidamente.
-¿Volver?- pregunta Guillermo sin comprender.

-A mí me embarcaron para el Rúo de la Plata, hace muchos años en el baúl de una familia judía- balbuceó el gordo.
-¿Te acordás de este hombre, el día en que nos conocimos? -se dirige a Magda, temblando, sin obtener respuesta porque ella no lo recordaba.

-¿Y aquí, donde vive? -dice, preocupado por la precariedad de las ropas del gordo.
-Vivo en un ático, de un edificio viejo, que cuido desde hace años -

A Guillermo se le llenaron los ojos de lágrimas, recordando el día en que dejó la caña de pescar y fue al encuentro de sus sueños. Fue ese hombre quien le había indicado a Magda que le preguntase a él, precisamente a él, que la había mirado pasar sin detenerla porque no supo si era una mujer o un espejismo.
Pellizcó el brazo de su esposa, que lo miró sorprendida, para comprobar que ese encuentro, después de tantos años, era real.

No se explicaba como el gordo lo había reconocido cuando sólo se habían mirado las caras, ahora apenas visibles, durante unos segundos.
El hombre seguía con el brazo extendido, resuelto a devolver la caña. Guillermo no quiso desairarlo y la tomó.
-Es suya, siempre supe que algún día se la iba a devolver —dijo aliviado.

Alzó su morral y se dispuso a abandonar el lugar con aire de haber terminado su tarea(o jornada).

-Muchas gracias-dijo Guillermo conmovido y al percibir que el gordo se iría dejándole miles de dudas que no podían esperar otros quince años apoyó la mano en su hombro, para detenerlo.

-Ya que ambos vivimos en Praga, dígame como se llama y dónde puedo encontrarlo -.

El gordo giró su voluminoso cuerpo, se bajó las orejeras del gorro dejando ver sólo los ojos
-Vivo en el ghetto, en Montevideo me decían Gilún , pero aquí me llaman Golem.





De vuelta en lo de Edgard

Pasó mucho tiempo, pero finalmente las cenas de Maturana 69 volvieron a la casa de Edgard.
Confirmando una vez más lo bien que se pasa en casa de un  M69, Edgard se lució con un magnífico salmón a la parrilla, magistralmente preparado.


Click para ver más fotos.

Empezamos el año con paella

El año 2017 comenzó con una extraordinaria noche, en la que disfrutamos al aire libre de una espléndida paella. Además de las fotos incluidas en la pestaña correspondiente, incluimos también el siguiente video.

Cena de fin de año 2016


Con una brillante parrilla conducida por Daniel y Edgard, Maturana69 se reunió en el bungalow para despedir el año.
La ocasión permitió además el reencuentro con Hugo M., desde hace unos años residente en Medellín, Colombia, que se encuentra en Montevideo terminando un libro.
Más fotos haciendo click aquí.

Sigue un breve video del encuentro.

Navidad 2016


Unos días antes de la Navidad 2016, los Maturana69 se reunieron como todos los meses, en esta oportunidad invitando también a las damas.

Haciendo click aquí se pueden ver algunas fotos.

Visita anual a Las Tres Marías


Como todos los años, el establecimiento rural de Luis y Vyvyan, y que recibe su nombre de las hijas del matrimonio, recibió a comienzos de 2016 la ruidosa delegación de Maturana69.

Haciendo click aquí, se pueden ver fotografías de tal ocasión.
Más abajo, un breve video.




Presentación del libro de Mario

Finalmente el lunes 22 de agosto de 2016, Mario Reyes presento en el Hotel Dazzler, su libro "Las tres cosas que te quedan por hacer".
Además de un fragmento de dicha presentación y algunas fotos, material tomado por Jorge B. parece oportuno mostrar una de las entrevistas previas, en este caso la realizada por El Pais TV, al igual que la extraordinaria entrevista realizada por Gustavo Rey para su programa Abrepalabra en Océano FM.
Otras palabras sobran, excepto las felicitaciones a Mario.

Entrevista Océano FM click aquí

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Click aquí para ver  las Fotos en el  Dazzler

Click aquí para ver fotos de la cena en lo de Washington

Frío afuera, pero ricos gnocchi en lo de Daniel


El de 2016 está siendo un invierno de los más fríos que se recuerdan en los últimos años, pero no es obstáculo para que los M69 se reunan nuevamente en lo de Daniel S. para disfrutar unos gnocchi caseros, preparados por el dueño de casa, y nada menos que con dos salsas diferentes!

Ver más fotos

Viajes en Junio

El frío aprieta en Montevideo, y muchos M69 emprendieron en junio una masiva huída a tierras más cálidas.


Haciendo click aquí, se tiene acceso a una carpeta con fotos diversas de las que enviaron para compartir.